sábado, 21 de febrero de 2015

NUMEROS: Financiación de la casta sacerdotal

NT (texto bíblico): Dice Yavé a Moisés el modo en que habrá de bendecir a los hijos de Israel (Num. 6.22-27). Y después de erigir el tabernáculo, los príncipes de Israel, jefes de linaje presentaran sus ofrendas ante Yavé: seis carros cubiertos y doce bueyes, un carro por cada dos y un buey por cada uno de los príncipes. Se los dará a los hijos de Leví, a cada uno según las necesidades de su servicio (Num. 7.1-5). El primer día, presento su ofrenda Nasón, ofreciendo un plato de plata de ciento treinta siclos de peso y un jarro de plata de setenta siclos, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para las ofrendas; una taza de oro de diez siclos, llena de perfumes; un novillo, un carnero y un cordero primal, para el holocausto; un macho cabrio, para el sacrificio expiatorio; y para el sacrificio pacifico, dos bueyes, cinco machos cabrios y cinco corderos primales. Y así cada día hasta completar las ofrendas de los doce príncipes tribales (Num. 7.6-83).

CM (comentarios): En primer lugar, hay que hacer notar que el tabernáculo se termino de erigir un par de libros atrás, es decir en el Éxodo, siendo allí donde debiera figurar estas ofrendas. Pero supongo que será para no hacer cargar demasiado las tintas en las cantidades de plata y oro ya empleadas en su construcción.   

En cualquier caso, los textos relatan pormenorizada e iterativamente las ofrendas de cada uno de los jefes de las distinta tribus de Israel, aun existiendo apenas diferencia entre las ofrendas de uno y otro, en total doce platos de plata, doce jarros de plata, doce tazas de oro, que hacen dos mil cuatrocientos siclos de plata y ciento veinte siclos de oro. En cuanto a los animales hacen un total de 24 bueyes, 12 novillos, 72 carneros, 72 corderos y 72 machos cabrios, en total 252 animales destinados a ser sacrificado (Num. 7.84-88). 

Doscientos cincuenta y dos animales de un considerable tamaño, dan para mucho, una vez sacrificado han de comerse rápidamente para que no deriven en carne putrefacta, salvo que los israelitas conocieran alguna forma de conservarla intacta por algún tiempo. Pero, pensando con una cierta lógica, cabria suponer que no todos se sacrificaran al momento, sino que los sacerdotes hicieran con ellos una mediana granja para su  conservación hasta el momento del sacrificio.  

No se sabe exactamente la conversión del siclo a las unidades de peso actuales, pero podría equivaler entre 10 o 15 gramos. Si aceptamos que un siclo es igual a 12 gramos, significaría que las ofrendas supusieron 28,8 Kilos de plata y 1,44 Kilos de oro, lo que no deja de ser una cantidad considerable. De esta forma los autores bíblicos pusieron las bases para la financiación de la casta sacerdotal, el establecimiento de un tributo que los fieles habrían de pagar por los servicios religiosos. Es algo que han legitimado e institucionalizado las religiones a lo largo de los siglos hasta nuestros días, en que los estados financian a las religiones ante la supuesta imposibilidad que estas tienen para sobrevivir con las aportaciones de los fieles, absoluta falsedad, dado que el imperio económico acumulado, al menos en lo que a la Iglesia Católica se refiere, es más que suficiente para su sostenimiento sin aportación externa.


La Iglesia de Roma ha acumulado bienes inmuebles, obras de arte y capital monetario en cantidades ingentes, desconocidas ante la opacidad, oscurantismo y falta de transparencias que la rodean. Gran parte de su riqueza es fruto de los “impuestos” a los fieles e infieles en forma de diezmos y primicias, donaciones estatales e institucionales, de particulares, de apropiaciones indebidas y de los rendimientos de capitales obtenidos más recientemente gracias a los manejos de la Banca Vaticana, que funciona bajo el paraguas del paraíso fiscal que le otorga la inmunidad del Estado Vaticano, lo que le permite realizar las funciones de lavado de dinero negro procedente del comercio ilegal, con independencia de su procedencia: mafias italianas o norteamericanas, políticos o empresarios corruptos o de las propias operaciones fraudulentas de los múltiples organismos, instituciones o empresas que la Iglesia tiene repartida por el ancho mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario